El plagio: ¿FALTA DE CONCIENCIA ÉTICA?

Mónica Guzmán Dibella.
Centro de formación a distancia #1 Satélite.
Tutor. Raúl Porras Rivera


Introducción.
Es innegable que la condición actual de la humanidad se ve insertada en la tan mencionada globalización, en un ambiente en donde la comunicación se encuentra presente y bombardeándonos en todo momento, los avances tecnológicos y científicos a la vanguardia y presentes en todos los ámbitos en los cuales los seres humanos nos desenvolvemos, estos factores o condiciones de la actualidad supondrían una mejora, una evolución de la sociedad y de la humanidad en general, sin embargo para el ser humano, para el individuo común ha significado un pérdida total de contacto físico, de comunicación verbal y corporal, razón por la cual hemos caído en el aislamiento entre la multitud, ahora por ejemplo los estudiantes no se reúnen por equipo a fin de realizar una tarea de investigación, ahora cada uno se conecta en su computadora a la red y busca de manera individual respuesta a los requerimientos que el maestro le solicita, en muchos casos como respuesta a sus trabajos reciben calificaciones en su correo perdiendo el contacto verbal con el profesor quien lo podría y debería llevar a la reflexión y análisis de puntos clave de su construcción a fin de llevarlo al desarrollo del Pensamiento crítico.
Los adultos ni siquiera tenemos contacto con el cajero al momento de ir a realizar un pago ya que todo se lleva a cabo de manera virtual, los resultados de ejercicios de evaluación en el ámbito laboral se envían por mail dejando a un lado el intercambio de opiniones, la retroalimentación a partir de los resultados obtenidos e incluso el replanteamiento de acciones a fin de mejorar los resultados de dichas evaluaciones así como la búsqueda conjunta de posibles causas y soluciones de los mismos.
Todo esto ha representado una pérdida de sensibilidad y noción de lo que podría ser correcto o incorrecto, es decir cada uno aplicamos la ética y los valores únicamente desde nuestra perspectiva, dejando con ello a un lado lo que vivir en sociedad implica, ya que estos temas resultan tan subjetivos………………….
Esta inconciencia de las condiciones, fortalezas, debilidades, realidades, encuentros y desencuentros del otro, de sus esfuerzos, de sus procesos de crecimiento, del camino recorrido y experiencias vividas facilita cometer acciones que le perjudiquen, acciones que buscamos justificar basado en un “sinfín” de razones. Estas condiciones facilitan el PLAGIO.

Un tema que podríamos abordar desde muchas perspectivas, por ejemplo las legales, filosóficas, éticas, etc………. Pero en este momento lo vería como un propósito de investigación que pudiera dar fruto hacia su solución desde el ámbito que a mi me corresponde.

Edgar Morin habla de muchas de las características que sustentan la incomprensión del otro, según sus propias palabras serían:

El Egocentrismo. “Cultiva la self-decepcion, traición a si mismo engendrada por la autojustificación, la autoglorificación y la tendencia a adjudicar a los demás, extraños o no, la causa de todos los males. En realidad de incomprensión de sí mismo es una fuente muy importante de la incomprensión de los demás.
El etnocentrismo o sociocentrismo: “las ideas preconcebidas, las racionalizaciones a partir de premisas arbitrarias, la autojustificación frenética, la incapacidad de auto criticarse, el razonamiento paranoico, la arrogancia, la negación, el desprecio, la fabricación y condena de culpables. La incapacidad de concebir lo complejo y la reducción del conocimiento de un conjunto al de una de sus partes.
El espíritu reductor. “Reducir el conocimiento de lo complejo al de uno de sus elementos considerado como el más significativo”

Al mismo tiempo el autor plantea algunas soluciones ideales que se podrían concretar de la siguiente manera:

Derribar las barreras.
Modificar la visión que se tiene de uno mismo.
Modificar la visión que se tiene del otro.

Analizando todos estos puntos y regresándonos a la complejidad e incertidumbre que rodean el trabajo con seres humanos considero que esto se quedaría como un ideal filosófico casi inaccesible e impredecible.
Es por ello que resulta necesario definir el campo de acción y las estrategias posibles y plausibles para este fin.

Retomando el tema del plagio Morin apuesta por una educación hacia la comprensión del otro, pero en primera instancia deberíamos entender que los planteamientos no van en función a una educación precisamente formal, pues es precisamente en el seno de ésta en donde se encuentra el problema fuertemente arraigado, por el contrario Raúl Rojas Soriano lo ve desde la perspectiva académico.

Considero, al igual que Morin que la apuesta debiera ir en el sentido tener una visión más amplia de la educación, es decir más allá del intelecto (aunque con él se puede zanjar el camino), apunta hacia la educación del espíritu, de la moral, de la ética, sin embargo reitero que la idea debe ser precedida de acciones y no constituirse como una simple falacia.

Como son factores arraigados en la formación del hombre la aproximación ha de ser desde el campo humanístico, razón por la cual implica no solamente la revisión de leyes, sino la revisión de todos aquellos aspectos que contribuyen a la formación del hombre, tales como:

La familia. Comprendida no sólo como un conjunto de personas unidas por un parentesco ya sea que vivan juntas o separadas sino como el resultado de la interacción de múltiples factores. Esta revisión necesariamente iría también en función de revisión de la calidad de vida que tiene ese grupo en la sociedad, su historia, su funcionalidad o disfuncionalidad lo cual debería recaer como punto de partida hacia la revisión y replanteamiento pertinente de programas educativos, opciones de presencia económica y social.
La formación Profesional. Entendiéndola como una integralidad de factores filosóficos, éticos y cognitivos ya que en el momento mismo en que se rompa el equilibrio entre éstos se fracturará el desarrollo integral del ser humano y del profesional en potencia.
La Autorreflexión. Es decir la introspección de nuestras acciones sin dejar nunca a un lado el quehacer profesional y laboral.

Todos los aspectos anteriormente mencionados los deberíamos tomar muy en cuenta dentro de nuestro quehacer como investigadores en el ámbito de las ciencias sociales ya que el objeto de estudio, es decir el ser humano en este caso, está inmerso en ellos.


Relacionando todas las precisiones vertidas a lo largo del presente trabajo con el quehacer que nos ocupa podría concluir lo siguiente.

El plagio va en contra de toda ética humana, concibiendo la ética como el deber ser, cualquier persona que se adentre en el campo de la investigación NO DEBE COMETER PLAGIO:

Para evitar cometerlo debo entender que todos los autores, conocidos o desconocidos, han tenido que recorrer un largo camino, lleno de obstáculos y barreras que ha tenido que enfrentar y sortear para poder llegar a escribir lo que vierte en sus obras, es decir que el trabajo de otro representa constituye un gran esfuerzo, mismo que debo valorar y respetar.


El evitar el plagio no significa no retomar las valiosas aportaciones de otros ,por el contrario éstas constituyen el mayor tesoro que tengo para fortalecerme como investigador, lo único que debo tomar en cuenta es el hecho de que lo menos que un autor merece es que lo nombremos y le demos el crédito que sus acciones y aportaciones merecen.

La conciencia ética no se da por casualidad sino por causalidad, es por ello que debemos considerarla influenciada por una infinidad de factores que van desde la y personal, experiencias de vida, visión que se tiene de la vida y del mismo ser, metas alcanzadas y por alcanzar, códigos morales tanto historia familiar personales como sociales, perfil y desarrollo profesional.
Como investigadores sociales tenemos el compromiso de tener un alto grado de conciencia ética, misma que debemos aplicar en el ámbito familiar y profesional, y en caso de no tenerla irla desarrollando poco a poco.


Morin, Edgar (2001). “Los siete saberes necesarios para la educación a futuro”. México: Correo de la UNESCO. Cap. VI y VII.

Rojas Soriano, Raúl (1992). “Formación de investigadores educativos”. México: Plaza y Valdés. Cap. XVII.